
Hace unos meses estuve de relax, en Peñíscola, disfrutando de unos días de descanso a la vez que buscaba espacios de reflexión.
A veces no hace falta pensar demasiado, con dejarte llevar es suficiente; dejarte llevar por los sentidos, los deseos o las emociones.
Tuve la oportunidad de comer en un restaurante pequeño, una taberna, donde me sorprendió gratamente la atención recibida desde incluso antes de sentarnos. Nos atendió María, una mujer encantadora, que nos acogió desde el minuto cero y nos hizo sentir calidez y confort gracias a un trato franco, cercano y exquisito. Nos colmó de atenciones, pero tuvimos la certeza de que lo hacía y lo haría de igual forma para todos sus clientes.
En la cocina estaba Ferran, su marido, que también se acercó a nosotros cuando acabamos de comer. La comida era genuina y totalmente coherente con la atención recibida, sencilla, de calidad y sin artificios (por sus croquetas de calçots los conoceréis).
Tuvimos la ocasión de charlar un rato con Ferran y conocer un poco más de las personas que hay detrás de este pequeño rincón con encanto, y pudimos ser testigos de la capacidad humana de pilotar la vida, de tomar decisiones, de arriesgar, de cambiar y transformarse en cualquier situación.
Nos explicó Ferran que tenía 67 años y habían abierto el restaurante hacía 3, sin experiencia previa, tan solo contando con la intuición de quien tiene una habilidad y con la ilusión como motor. La pareja había vivido media vida en el Pirineo, y decidieron que se acercaba la edad de jubilación y querían vivir en este pintoresco pueblo. Ferran, artista, empezó un proyecto con una tienda que la crisis no permitió acabar de despegar. Y cuando otros estarían pensando en retirarse, en abandonar, ellos comenzaron un nuevo proyecto, totalmente diferente, un plan B, o C, o D, que por casualidad han convertido en Plan A. Fantástico plan A para el disfrute de sus entregados clientes, que como yo, hemos podido comer fantásticamente, en un lugar con encanto, y viendo como brillaban esos ojos llenos de proyectos, de futuro, de vida.
Nunca es tarde para cambiar, nunca es tarde para emprender, para convertir tu afición en tu proyecto, o en tu forma de vida. Debemos buscar las razones para hacerlo y no las excusas para no intentarlo.